Gestión de la crisis

Ya es el segundo amigo con el que hablo tras haber perdido a su padre de forma indigna por este maldito virus. Personas que la única atención sanitaria que reciben es la proporcionada por un call center que les dijo que se quedaran en casa, que no fueran a urgencias. Ambos han muerto solos. Solos como ratas. Desahuciados por una avalancha de enfermos causada por una gestión criminal de la crisis que ha hecho este gobierno de pellejos henchidos de ideología putrefacta. Y lo peor de todo, no van a figurar en ninguna estadística, porque en ninguno de los casos que yo conozco directamente (y sospecho que es una situación bastante común) se les hizo prueba en vida y mucho menos tras el fallecimiento. No van a ser ni siquiera una vergüenza para el Gobierno de delincuentes que nos hemos dado.

Toda la maquinaria política y mediática está dedicada a salvar el culo al actual gobierno. Dedicados a negar la evidencia de sus criminales decisiones de no reaccionar hasta que se celebrase el acto propagandístico que les da la vida, el que ya todos sabéis. Pero lo peor no fue la cantidad enorme de gente que se contagió en esas concentraciones de 120 mil personas, no. Lo peor fue que para mantenerlo intacto, para evitar que nada empañase ese gran día, se permitieron durante las semanas anteriores concentraciones de todo tipo como conciertos, cines, restaurantes, etc. ¿Cuánta gente se contagió en las semanas previas al estado de alarma tardío por haber mantenido a pleno funcionamiento todo el tráfico de personas a través de puertos, aeropuertos, estaciones de ferrocarril, cercanías, etc? decenas de miles, tal vez millones.

Pero no acaba aquí la consecuencia de la fatídica decisión política de retrasar el inicio de las medidas, está siendo crítica la falta de test y de medidas de protección de los sanitarios, que de haber comenzado con anterioridad, podrían haberse hecho de manera más ordenada. Uno de los secretos de que Corea haya logrado controlar la pandemia tan rápido ha sido hacer muchísimos test para poder aislar rápidamente a las personas infectadas. En Korea no han tenido que confinar a toda la población porque han puesto medios para saber cuanto antes quieres estaban contagiados.

Ahora de lo que se trata es de ocultar el delito, y los asesores saben que la opinión pública es tonta, pero tonta del culo, así que lanzan mensajes de que el problema es la debilidad del sistema sanitario (no ha sistema sanitario en el mundo que aguante esta avalancha que sus decisiones han provocado), o que no se podía haber previsto (esto ni lo desarrollo porque la evidencia es tan grande, que huelga toda explicación).

Pero lo peor es que su negligencia se traducirá inevitablemente en una curva muy rápida de contagios y muertes, que terminará mucho más rápido que en otros países más responsables, lo cual permitirá relajar las medidas en menos tiempo. Su negligencia traerá muertos pero sus medidas extremas de confinamiento (derivadas de la negligencia de no hacer empezado a tiempo a tomarse esto en serio) trasera una crisis económica brutal, sin hablar de los problemas psicológicos y físicos que va a acarrear a la población en estar un mes recluidos en sus casas. Divorcios, suicidios, diabetes, problemas articulares, …

La rapidez de relajación de medidas será vendida por sus voceros como un éxito en lugar de lo que es, la evidencia de un gestión negligente, pero que el español que vuelva a poder ir al bar en menos de 2 meses es incapaz siquiera de intuir. El español se tragará la mentira doblada, disfrutará del buen tiempo y encima dará las gracias a este gobierno de delincuentes.

Y mientras todo esto ocurre, alientan caceroladas contra el rey o abren la puerta a conceder indultos a los delincuentes amigos suyos. Derecho tienen a hacer caceroladas, lo que no tienen derecho es a pedir a los demás unidad frente al virus mientras ellos son los primeros que aprovechan para desmarcarse y continuar con sus agendas políticas.

Mención aparte es la ostia de realidad que supone que en estos momentos de crisis la adalid de los servicios públicos, Carmen Calvo y Garzón, acudan a la exclusiva clínica privada Ruber a tratar de salvar sus vidas, mientras la demoníaca defensora de la sanidad privada, Esperanza Aguirre (y su marido) acudan a la sanidad pública.

Están controlando las cifras para que sean muchísimo menores de las reales y lanzando argumentos infantiles a la estupidizada opinión pública. Esta receta sólo puede tener un resultado en nuestro patético país: el éxito más rotundo. Sánchez presidente para muchos años.

¡¡¡Viva Sánchez!!!